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martes, 6 de octubre de 2009

Balrog


Los Balrogs son criaturas ficticias con apariencia de demonio dentro del legendarium de Arda de J. R. R. Tolkien. Un Balrog (palabra sindarin que significa "demonio de poder"; en quenya, Valarauko o Valarauco, con plural Valaraukar) era un ser grande y amenazador, llamado también Flama de Udùn (lugar donde fueron creados), con forma de hombre, que tenía control sobre el fuego y las sombras, y un látigo ígneo de varias puntas. Inducían gran terror en aliados y enemigos por igual, y podían envolverse en la oscuridad y las sombras. La Comunidad del Anillo encontró un Balrog en las minas de Moria, en El Señor de los Anillos (específicamente, en el libro II, la segunda mitad de La Comunidad del Anillo).

Los Balrog fueron originalmente Maiar, de la misma raza que Sauron y Gandalf, pero fueron seducidos por Morgoth (también llamado Melkor), que los corrompió bajo su servicio en los días de esplendor después de la creación de Arda. Durante la Primera Edad del Sol, fueron una de las fuerzas más temidas de Morgoth. Cuando su fortaleza principal de Utumno fue destruida por los Valar, huyeron y se escondieron en las minas de Angband.

Siendo Maiar, los Balrog podían cambiar su forma a voluntad, y además andar por el mundo invisibles y sin forma. Sin embargo, Melkor, Sauron y sus variados sirvientes Ainur perdieron la habilidad de cambiar de forma, manteniendo una de manera permanente. Melkor tomó la forma de "tirano de Utumno", gigante y terrible, pero incapaz de curar sus manos y su frente, que habían sido quemadas por los Silmarils; ni tampoco las heridas de su cara y pies, obtenidas en su duelo con Fingolfin. Sauron nunca más fue capaz de adoptar una forma agradable tras la caída de Númenor, e incluso cuando Isildur cortó el dedo que portaba el Anillo Único no volvió a recuperarlo.

Aunque Tolkien no lo especifica, parece que del mismo modo los Balrogs permanecían atados a sus formas demoníacas. Tolkien los describe como "espíritus" de fuego, y "grandes sombras", lo cual lleva a pensar que los Balrogs tenían algo de etéreos.

Los Balrogs son las criaturas más poderosas al servicio de Morgoth, con la sola excepción de Sauron, pues se trata de espíritus Maiar, más poderosos y terribles que los dragones, los cuales temen a los Balrogs. Si bien Sauron es el más poderoso de los sirvientes de Morgoth y Gothmog, el Señor de los Balrogs, es el segundo, es este último el Alto Capitán de Angband, cargo que lo identifica como el campeón de Morgoth y el guerrero más poderoso de Angband después de su amo. Mientras que la imagen de Gothmog es la de un capitán y un guerrero, la de Sauron es más la de un lugarteniente y un hechicero, más poderoso que un Balrog, aunque no como guerrero.

El primer encuentro de los Balrogs con los Elfos fue durante la Dagor-nuin-Giliath en la Primera Edad. Tras la gran victoria de los Noldor sobre los orcos de Morgoth, Fëanor presionó hacia Angband, pero los Balrogs salieron contra él, y fue mortalmente herido por Gothmog, Señor de los Balrogs, el único de ellos conocido por su nombre. Aunque sus hijos llegaron poco después y rechazaron a los demonios, Fëanor murió por sus heridas, y su espíritu se marchó hacia los Salones de Mandos.

Más tarde, en la caída de Gondolin, dos Balrogs cayeron bajo las armas de los Elfos (si bien, de acuerdo con El Libro de los Cuentos Perdidos, cuarenta y ocho cayeron en Gondolin). Ecthelion de la Fuente luchó contra Gothmog en la plaza del rey, donde ambos perecieron. Glorfindel luchó contra otro que lo emboscó en su huida de la caída Gondolin; ambos cayeron de una ladera hacia sus respectivas muertes.

Dragones


Los dragones fueron creados por Morgoth durante la Primera Edad y cuando Glaurung surgió por primera vez. Es probable que Morgoth los creara corrompiendo alguna raza desconocida de animales con sus artes oscuras. Los dragones eran capaces de criarse solos, y en años posteriores el Brezal Marchito fue supuestamente su lugar de concepción.

Todos los dragones en la obra de Tolkien también comparten una pasión por los tesoros (especialmente el oro), la inteligencia sutil, la inmensa astucia, la gran fuerza física, y un poder hipnótico llamado «encantamiento de dragón». Son extremadamente poderosos y peligrosos, no obstante ellos envejecen muy despacio. Teniendo en cuenta esto, las primeras tentativas de Melkor de usarlos contra sus enemigos fracasaron, debido a que aún no se habían hecho lo bastante poderosos para hacerlos útiles en la batalla.

El fuego de dragón se dice que no es lo suficientemente caliente como para derretir el Anillo Único, aunque esto sea más probable un refuerzo literario a la indestructibilidad de los anillos que la fuerza misma del fuego, así como cuatro de los siete anillos de los Enanos fueron consumidos por fuego de dragón.

Tolkien imaginó su propio sistema taxonomico para sus dragones, basado en el modo de locomoción y el tipo de su aliento.

En cuanto al modo de locomoción, algunos dragones, como por ejemplo Glaurung caminaban sobre cuatro patas, como los lagartos. Otros, como Ancalagon o Smaug, podían tanto caminar sobre sus cuatro patas como volar con sus alas. Los dragones alados hicieron su primera aparición durante la Guerra de la Ira, en la batalla que concluyó la Primera Edad, por lo que todos los dragones anteriores durante la Primera Edad no tenían alas, y no podían volar. Además, Tolkien llama a Scatha un «gusano largo», pero no explica convenientemente el término, por lo que puede tratarse tanto de un apelativo despectivo como de un adjetivo taxonómico, que podría hacer pensar en una tercera clase de dragones por su modo de desplazamiento: reptiles, como una serpiente.

En lo que tiene que ver con el tipo de su aliento, Tolkien llama Urulóki (singular urulokë, «serpientes calientes» o también «dragones de fuego») a los dragones que podían expeler fuego. No está totalmente claro si el término Urulóki se refiere únicamente a los primeros dragones que, como Glaurung, podían expeler fuego pero no eran alados, o a cualquier dragón que pudiera expeler fuego, volara o no, lo que incluiría, por ejemplo, a Smaug. En el Apéndice A de El Señor de los Anillos, se menciona un «dragón de frío». Se supone, aunque no esté claramente establecido, que este término indica un dragón que expelía hielo o nieve en vez de fuego, como los dragones blancos de Dungeons & Dragons. A Dáin I, de la estirpe de Durin, le mató un dragón de frío.

Elfos


Físicamente, los Elfos crecen de forma más lenta que los Hombres, aunque en los primeros años, su apariencia puede confundirse fácilmente. A la edad de cincuenta años, los Elfos alcanzan la apariencia que tendrán el resto de su vida, y hasta los cien años no terminan de desarrollarse, cuando la mayoría de los Hombres ya habría muerto. Mentalmente, se desarrollan más rápido y aprenden a hablar y a andar con menos de un año.

Los Elfos tienen una visión muy superior a la de los Hombres (exceptuando a los Numenoreanos) y ven perfectamente en la oscuridad si ésta no es absoluta. Son más hábiles que las demás razas, y más resistentes en cuerpo y mente que Hombres y Enanos. Se recuperan más rápido de las heridas y no están sujetos a las enfermedades. Son criaturas bellas que aman la naturaleza, la vida y la música. Todos los elfos son prácticamente inmortales: envejecen junto con el mundo y existen mientras el mundo exista. Son inmunes a las enfermedades; sólo pueden perder la vida en batalla o fallecer de pena. Pero pueden volver a la vida en Aman. Aunque no se sabe bien cómo esto llega a ocurrir, se sabe que mantienen su misma apariencia física y siguen siendo la misma persona que eran antes de morir (véase el caso de Glorfindel). Sus principales lenguajes son el Sindarin (Elfos Sindar) y el Quenya (Elfos Noldor).

Tanto dentro del mundo de la Tierra Media, como en la mitología en general, Ingwë (que en el mundo de la Tierra Media es también el rey de los Vanyar) es considerado el Alto Rey de todos los elfos, aunque luego de la Gran Marcha de los Elfos, nunca regresó de Aman y vive siempre cerca de los Valar.

Hay diferentes tipos de elfos en la mitología de J. R. R. Tolkien.

Anillo unico

Anillo Único es el nombre con el que se denomina a un objeto ficticio perteneciente al legendarium del escritor británico J. R. R. Tolkien, que aparece en su novela El Silmarillion y principalmente en El Señor de los Anillos, sobre cuya destrucción gira la trama. Este anillo representa el poder del Señor Oscuro Sauron, un Maia que se convirtió en el lugarteniente del primer Señor Oscuro, Morgoth, durante los Días Antiguos.

También es conocido como el Anillo de Poder, el Daño de Isildur, Tesoro o simplemente El Anillo.

Aunque a simple vista el Anillo Único parecía un anillo normal de oro, era inmune a toda forma de destrucción, a excepción de los fuegos del Orodruin, el volcán situado en la tierra de Mordor, donde fue forjado por Sauron. Era posible identificarlo sometiéndolo a un calor intenso, ya que de ésta forma aparecía una inscripción en la Lengua Negra de Mordor, escrita tanto en la cara interna como externa del Anillo, y que simboliza su poder de control sobre los demás Anillos de Poder:

One Ring inscription.svg

Ash Nazg durbatulûk, ash Nazg gimbatul, ash Nazg thrakatulûk agh burzum-ishi krimpatul.

La traducción que el Maia Gandalf hizo de esta frase es:

Un Anillo para gobernarlos a todos, un Anillo para encontrarlos,
un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas.

En manos de Sauron el Anillo era fácilmente reconocible, ya que el calor intenso que desprendía su cuerpo era suficiente para que la inscripción brillara de forma continua.

Palantir


En las obras de J. R. R. Tolkien, una Palantír, en plural Palantiri, es una piedra esférica que sirve para ver acontecimientos o lugares distantes, o, más frecuentemente, para comunicarse con el usuario de otra de ellas. Aparecen por primera vez en "Las dos torres", la segunda novela de "El Señor de los Anillos" y luego de la muerte de Tolkien se publicó un ensayo llamado "Las Palantiri" dentro de la obra "Cuentos Inconclusos" en que se profundiza en detalles de su origen, naturaleza y funcionamiento.

Su nombre es una palabra quenya (el idioma de los Noldor) que significa "visión lejana". A menudo también son llamadas las piedras videntes.

Se trataba de rocas negras pulidas y esféricas. En su interior podían verse escenas de cosas que estaban ocurriendo en sitios lejanos e incluso en tiempos lejanos. El poseedor podía, si su voluntad era fuerte, dirigir la visión hacia algo de su preferencia, pero lo más habitual era que cada piedra cobraba contacto con alguna otra, y con ello podía mantenerse comunicación mental con los demás custodios.

Solían ponerse sobre un pedestal con una depresión para que no rodaran y se mantuvieran "orientadas", pues tenían "polos".

Las Palantiri fueron fabricadas por los Noldor en Eldamar (parece ser que el mismísimo Fëanor las fabricó) y regalaron siete a la Casa de Elendil, en Númenor. Se sabe que en Tol Eressëa se conservaba una octava piedra vidente (la piedra maestra) con la que Elendil mantenía comunicación con los elfos de las Tierras ImperecederasLa Comarca, que sólo servía para este propósito. a través de la Palantír que se mantenía en las Colinas de las Torres, al occidente de

A la caída de Númenor, Elendil se las llevó a la Tierra Media y las repartió por todo su reino. La principal de ellas fue colocada en la Cúpula de las Estrellas de Osgiliath. Las otras fueron distribuidas en Minas Ithil, Minas Anor, Orthanc, Annúminas, Elostirion en las Colinas de las Torres y en la Torre de Amon Sûl.

Tras la muerte de Elendil, los Eldar tomaron de nuevo la que estaba en las Colinas de las Torres, donde permaneció durante toda la Tercera Edad, siempre mirando al Oeste, y después de la Guerra del Anillo, esa piedra partió a bordo del navío blanco donde se embarcaron los Portadores de los Anillos. Los reinos de Rhudaur y Cardolan codiciaron la de Amon Sûl, pues era la piedra principal del Reino del Norte, estando las otras dos en manos de Arthedain y de los Eldar.

En 1409 de la Tercera Edad, la Torre de Amon Sûl fue destruida por Angmar, pero Arthedain recobró la Palantír y la llevó, junto con la de Annúminas, a Fornost hasta su caída, cuando naufragó el rey Arvedui en la Bahía de Forochel las piedras de Annúminas y Amon Sûl se perdieron para siempre en el mar.

En Gondor, la Palantír de Osgiliath se perdió en la Lucha entre Parientes, tras el ataque a la ciudad, y se hundió en lo profundo del río Anduin. Cuando los Nazgûl tomaron Minas Ithil y la ciudadela se transformó en Minas Morgul, en 2002 de la TE, la piedra que allí estaba pasó a estar controlada por Sauron.

La consecuencia de ello fue que se volvió peligroso hablar por las demás, sobre todo por la de Minas Anor (luego Minas Tirith), que era la más afín. Al final de la Guerra del Anillo se descubrió que Denethor II había enloquecido por usar esta Palantír y haber estado en contacto con Sauron, quien le había hecho perder toda esperanza de salvar a su reino, mostrándole imágenes de su poderío y de la ruina de los pueblos del Oeste. También Saruman, cuando se volvió malvado, usó la piedra de Orthanc para mantener comunicación con el Señor Oscuro, en la creencia de que podría congraciarse con él mientras llevaba a cabo sus planes de dominio.

Al final de la Guerra del Anillo, sólo quedaban las piedras de Orthanc y Minas Tirith, que pasaron a manos del Rey Elessar; pero de ambas sólo la de Orthanc servía, pues la otra (que Denethor había estado usando), quedó inservible al mostrar permanentemente sólo un par de manos calcinándose, consecuencia de la pira de fuego en la que Denethor, en su locura, se suicidó, apretando la Palantír contra sí.

Silmarilis


Los Silmarils (Silmarilli en sindarin) son tres joyas ficticias que aparecen en las obras de J. R. R. TolkienTierra Media. La historia de su creación, robo y búsqueda es el hilo conductor del "Quenta Silmarillion", núcleo del libro póstumo de Tolkien "El Silmarillion". ambientadas en la

Fueron creados en Valinor durante los Años de los Árboles por el Noldo Fëanor (el más grande de todos los elfos), y contenían en su interior la luz de los Dos Árboles de Valinor. La importancia de los Silmarils es muy grande y son quizá la gran red que contiene la trama de todos los acontecimientos de Arda Maculada en la Primera Edad, y sientan las bases de su historia.

Fëanor, considerado el Elfo más hábil de la historia de Arda, labró muchas joyas y creó también muchos objetos, como las siete piedras videntes llamadas Palantiri. Pero su obra cumbre fueron los tres Silmarils. Fëanor los hizo de una sustancia desconocida, y que era la más dura que existe. Se dice que solo al final del mundo, cuando Arda se quiebre y los Silmarils reaparezcan, se conocerá la sustancia con la que fueron hechos. En ellos capturó la luz mezclada de los Dos Árboles (tal vez presintiendo su futura destrucción), de modo que los Silmarils brillaban con luz propia, y sin embargo, recibían la luz y se regocijaban en ella, devolviéndola en mil matices, como si estuvieran vivos. Los Valar los consagraron, de modo que ningún ser maligno pudiera tocarlos sin lastimarse, y predijeron que el destino de Arda estaba contenido en estos artificios.

Tras el desencadenamiento de Melkor, éste ocasionó disensiones entre los príncipes de los Noldor, que acabaron con el exilio de Fëanor. Luego, Melkor fue a Formenos, donde Fëanor residía, y le habló del peligro que los Silmarils corrían en Aman. Pero Fëanor se dio cuenta de la feroz codicia que Melkor intentaba ocultar, y lo echó de allí. Melkor entonces abandonó Valinor, pero regresó para consumar su venganza con la muerte de los Dos Árboles.

Tras la muerte de los Árboles a manos de Melkor y Ungoliant, los Valar le pidieron a Fëanor que les cediera las joyas, pues sólo así se podría recuperar la luz perdida. Pero Fëanor se negó, pues no deseaba que sus creaciones fueran rotas, ni siquiera por un fin superior. Sin embargo, nada se habría podido conseguir de todos modos, pues llegaron mensajeros de Formenos diciendo que Melkor había asesinado a Finwë, padre de Fëanor, y había saqueado Formenos, llevándose también los Silmarils. En su huida cruzó el Helcaraxë y llegó al norte de la Tierra Media. Ungoliant iba con él y le exigió que le entregase los tesoros robados. Melkor cedió de mala gana, y así la luz de esas joyas murió para el mundo. Pero al exigirle los Silmarils, Melkor se negó, reclamándolos suyos para siempre, aunque el dolor le quemaba constantemente la mano. Ungoliant lo desafió, pero los BalrogsAngband acudieron en ayuda de su amo, y con sus látigos de fuego ahuyentaron a la Gran Araña. Luego, forjó una corona de hierro, cuyo peso lo abrumaba mortalmente, nombrándose rey del mundo, y en ella engarzó los Silmarils. de

Mientras, enfurecido y lleno de odio por Melkor (a quien por primera vez llamó Morgoth, Negro Enemigo del mundo), e impaciente ante la aparente calma de los Valar, mientras Morgoth huía con sus joyas, Fëanor repudió a los Valar y a Valinor, y pronunció un terrible juramento que le obligaba a él y a sus hijos, que juraron a su lado, a perseguir a quienquiera que tuviera a los Silmarils, fuera Valar, Elfo, Hombre aún no nacido, o demonio de Morgoth, y no descansar hasta recuperarlos o morir en el intento. Pusieron a Manwë, Varda y al mismo Ilúvatar como testigos.

De esta manera se forjó el Hado de los Noldor que huyeron insensatamente con Fëanor, a través de las tierras baldías del norte de Aman. En este viaje ocurrió la terrible matanza de Alqualondë, cuando los Noldor mataron a los Teleri al rehusar estos últimos a cederles sus blancas naves para navegar a la Tierra Media. Poco después las huestes noldorin escucharon la implacable Maldición de Mandos, conminándoles a regresar a Valinor, o someterse a la derrota que, a corto o a largo plazo, todos padecerán en adelante.

Posteriormente, los pueblos de los Noldor exiliados en la Tierra Media lucharon muchas batallas contra Morgoth (esta gran guerra, que abarca casi toda la Primera Edad, se llama, a causa de los codiciados Silmarils, la Guerra de las Joyas) y también sufrieron muchas disensiones y divisiones entre ellos, llegando incluso a matanzas y masacres entre ellos (como la de Doriath y la de las Desembocaduras del Sirion). Tal como lo predijo Mandos, a la larga los Noldor nada pudieron hacer para recuperar los Silmarils, y sus reinos fueron aplastados uno por uno por Morgoth. Todos se vieron envueltos en la maldición pronunciada por Mandos, en la cual se entretejen los destinos de los Silmarils, los Noldor, los Sindar y los Edain.

De este modo, la lucha de Fëanor, sus descendientes y otros reyes élficos marcan la gloria y tragedia de la estancia de los elfos noldorin en la Tierra Media. La historia completa de los Silmarils es contada en el Silmarillion.

Beren, hombre mortal, y Lúthien, hija del rey Thingol, para poder consumar su amor ante la negativa de Thingol a que su hija se case con un mortal, emprenden la recuperación de un Silmaril; ya que éste era el precio que Thingol le había puesto a Beren para la mano de su hija. Ellos se lograron infiltrar dentro de Angband, y recuperaron uno de los Silmarils de la corona de Morgoth. Beren lo cogió, pero Carcharoth, el gran Lobo guardián de Angband, le muerde la mano con el Silmaril. Desde entonces, el Lobo enloquece por el dolor causado por el Silmaril, que le va calcinando las entrañas. Carcharoth va a Doriath, y la Cintura de Melian no lo detiene. Allí, tras ser muerto por Huan, recuperan la Joya de sus entrañas, y el moribundo Beren se lo da a Thingol.

Tiempo después, tras recibir el Nauglamír de manos de Húrin, Thingol lo decide engarzar en este collar. Manda a los Enanos a que realicen el trabajo, pero los Enanos, cuando finalizan la labor y antes que Thingol se lo coloque, le dan muerte y roban las joyas. Beren y Dior lo recuperan y lo llevan a Tol Galen.

Tras la muerte de Beren y Lúthien, Dior (quien se encontraba reinando en Doriath como heredero de Thingol) recibe la joya. Los hijos de Fëanor se la reclaman, pero él se niega a ceder aquello que tanto trabajo les costó a sus padres recuperar de la oscuridad de Morgoth. Así, ocurre la Segunda Matanza de Elfos por Elfos. Dior y sus hijos mueren, y Doriath cae, pero su hija Elwing huye con el Silmaril a las Desembocaduras del Sirion. Allí se une a Eärendil.

Los hijos de Fëanor nuevamente reclaman la joya, pero, estando Eärendil de viaje por el mar, Elwing se niega. Entonces ocurre la tercera y más cruenta Matanza de Elfos por Elfos. Elwing se arroja al mar con el Silmaril, pero es transformada en ave, y va al encuentro de su esposo en alta mar. De este modo, Eärendil obtiene la joya, y, usándola en el collar sujeto a la frente, navega al Reino Bendecido (se dice que pudo llegar allí ayudado por el poder de la Joya sagrada) para interceder por hombres y elfos, para que los Valar los libren del abrumador poder de Morgoth.

Tras acometer esta empresa, Eärendil es enviado por los Valar a navegar para siempre por los cielos en su barco Vingilot, siempre llevando el Silmaril. De este modo, se convirtió en la estrella más brillante del cielo, y la más amada por los Elfos. Cuando se levantó por primera vez en el mar occidental, los elfos se alegraron, viendo que el Silmaril hundido en el mar se elevaba en el cielo por obra de los Valar, y la llamaron Gil Estel, la estrella de la esperanza.

Tras la Guerra de la Cólera, los otros dos Silmarils fueron recuperados de la corona de Morgoth por el ejército victorioso de los Valar, pero Maedhros y Maglor, los dos hijos de Fëanor que quedaban vivos, en un intento último y desesperado por cumplir el Juramento maldito, los robaron e intentaron quedárselos. Pero las sagradas joyas les abrasaron las manos, y de esta manera supieron que no eran dignos de portar las Joyas, y que el Juramento no servía (nunca había servido) de nada. Maedhros, loco de dolor y de desesperación, se arrojó con el Silmaril a una grieta de fuego en la tierra, mientras Maglor arrojó el otro al mar, y desde entonces recorre las playas, lleno de remordimiento. De este modo, los Silmarils encontraron su lugar definitivo: uno en las entrañas de la tierra, uno en el fondo del mar y uno en el firmamento.

Según la profecía de la Dagor Dagorath, al final de todas las cosas, cuando Arda sea deshecha, los Silmarils serán recuperados y abiertos, y se mostrará de qué material fueron hechos, y la luz encerrada en ellos servirá para hacer revivir a los Dos Árboles.

En El Señor de los Anillos, Galadriel le regala a Frodo Bolsón en Lothlórien un frasco con la luz de Eärendil tal como la recogió reflejada en su fuente, para que lo use en lugares oscuros donde toda otra luz se ha ido. Esta luz es por tanto la luz del Silmaril de Eärendil. Es interesante la observación que más adelante haría Sam GamyiAnillo Único, en la cual ellos mismos estaban ahora envueltos. Esto no es del todo casual, pues en realidad Frodo y Eärendil tienen en común que ambos fueron de alguna manera enviados para acabar definitivamente con el Señor Oscuro (Morgoth y luego Sauron): en el caso de Eärendil, navegando hasta Aman para interceder por Elfos y Hombres ante los Valar; en el caso de Frodo, siendo enviado por los Sabios de la Tierra Media para portar el Anillo y destruirlo en el Monte del Destino. Este sutil paralelismo está además sustentado por la mención de que, cuando Bilbo Bolsón cantó en Rivendel la canción alusiva a la gesta de Eärendil, Frodo sintió que, de alguna manera, esa canción era apropiada para las cicunstancias que estaba viviendo en ese momento.

Puñal de Morgul


Puñal de Morgul es el nombre que recibe un arma ficticia del legendarium del escritor británico J. R. R. Tolkien.

Esta hoja envenenada mágicamente era portada comúnmente por el Rey Brujo de Angmar y fue él además quien apuñaló a Frodo en la Cima de los Vientos. Se caracterizaba por destruirse tras del uso, dejando solo la empuñadura, además de convertir a los heridos en espectros similares a los Nazgûl, pero más débiles y manipulables.

Durante el viaje de los Hobbits y Aragorn, Frodo fue apuñalado por esta hoja, y una esquirla del arma se mantuvo dentro de la herida, haciéndose paso a través de la carne. Los cuidados de Aragorn y las AthelasElrond en Rivendel, quien extrajo la esquirla y salvó a Frodo, tras diecisiete días de agonía. Cada aniversario de la herida Frodo enfermaba y solo el viaje a Valinor lo curaría totalmente. Se sabe que su resistencia fue excepcional, y que si se hería a un hombre fuerte y sano no duraría más que unas horas antes de morir. proporcionadas por él no fueron suficientes para superar la infección y fue necesaria medicina élfica proporcionada por

Otra víctima de las hojas de Morgul fue Boromir, el undécimo Senescal de Gondor. Eventualmente murió, pero no se convirtió en un Espectro del Anillo.

Aiglos


Aiglos o Aeglos, que significa “Punta de nieve” o “Carámbano” en la lengua sindarin, es una lanza ficticia del legendarium de J. R. R. Tolkien que pertenecía a Gil-galad, el último de los Altos Reyes de los Noldor. En El Silmarillion, Tolkien dice que "nada podía resistirse" a ella.

Gil-galad utilizó a Aiglos por última vez en la Guerra de la Última Alianza, cuando se enfrentó en duelo contra Sauron durante el sitio Barad-dûr, en el año 3434 S. E., y murió. Entonces, su heraldo Elrond se llevó a Aiglos a Rivendel junto con los restos de Narsil.

No hay muchas referencias acerca de Aiglos, pero se cree que estaba hecha de mithril y plata, como el resto de su armadura y su escudo. La Batalla de Dagorlad es la única batalla en la que Aiglos aparece específicamente, pero se presupone que Gil-Galad la tenía desde antes de la anegación de Beleriand.

Aiglos también era el nombre de una planta en Beleriand llamada “Espino de las nieves” y que crecía en las faldas de Amon Rûdh, la Colina Calva. Era un gran arbusto de largas espigas con flores blancas.

Ringil


En sindarin, Ringil significa "estrella fría", y es llamada así por su tenue brillo azul, parecido al del hielo.

Ringil fue forjada por los antiguos herreros Noldor durante la Primera Edad del Sol.

Perteneció siempre a Fingolfin. Con esta espada, Fingolfin luchó en un gran duelo cara a cara con Morgoth en las puertas de Angband durante la Dagor Bragollach (Batalla de la llama súbita), inflgiéndole siete heridas y apuntándole la pierna derecha, antes de ser abatido y derrotado por la maza de Morgoth (Grond).

La espada fue enterrada por Turgon en el mausoleo donde enterró a su padre, en las montañas del Crissaegrim al sur de Gondolin.

Aranruth

En El Silmarillion, Aranrúth es la espada de Elu Thingol, rey de Doriath, forjada por los enanos de Nogrod.

En el idioma élfico Sindarin, Aranrúth significa "Ira del Rey" - Aran = rey, señor, - Rúth = Ira, cólera.

Se sabe que los Sindar usaban espadas antes del Retorno de los Noldor en el año 1 de la Primera Edad del Sol. La primera batalla peleada en Beleriand, que hace parte de las Batallas de Beleriand, fue una ofensiva de orcos innumerables en contra de los Sindar. Se presume que ésta es la única ocasión que Thingol blande la espada en Batalla, ya que por sabiduría o desatino Thingol se refugió tras la Cintura de Melian, y nunca salió a presentar batalla a Morgoth; por el contrario, se limitó a mantener dominio sobre sus tierras y a proteger sus bordes.

Tras la muerte de Thingol, se presume que Aranrúth pasó a su nieto Dior Eluchíl como heredad, y tras el asesinato de Dior, su hija Elwing llevó la espada tras la ruina de Doriath a las Bocas del Sirion. La espada llegó finalmente a manos de Elros Tar-Minyatur, hijo de Elwing y Eärendil, y primer rey de Númenor. Aranrúth se convirtió en heredad de la casa real de Elros y los Reyes de Númenor y se perdió con Ar-Pharazôn, cuando éste y su ejército fue congelado en las costas de Araman.

Podemos presumir que Aranrúth será vista nuevamente en la Dagor Dagorath cuando Ar-Pharazôn sea despertado a pelear del lado de los Valar para enfrentar a las huestes de Morgoth Bauglir.

herugrim


Herugrim («espada fiera» en anglosajón) era, en el universo fantástico creado por el escritor británico J. R. R. Tolkien, la espada de Théoden, rey de Rohan, descrita en su libro Las dos torres. Se trata de una espada larga, en una vaina con cierre de oro y recamada con gemas verdes.

En El Señor de los Anillos, Tolkien narra como Théoden había confiado Herugrim a Gríma Lengua de Serpiente, su consejero, para que se la cuidara. Pero Gríma, lejos de ser fiel a su rey, estaba a las órdenes de Saruman, y debilitaba al anciano Théoden con su influencia mágica y arteros consejos. Por eso, y por avaricia, en vez de guardarla escondió a Herugrim en su cofre personal, junto con otras cosas que se creían perdidas, y dejó que se oxidara.

Cuando Gandalf sanó mágicamente a Théoden de su debilidad, la espada se restauró también, y Théoden reclamó a Háma, uno de sus guerreros, que se la trajera, junto con el propio Gríma, de cuya influencia había ya escapado. Gríma no quería entregar las llaves del cofre, pero Háma le forzó a ello y le capturó.

Théoden empuñó Herugrim en las dos importantes batallas de la Guerra del Anillo que encaró tras recuperarse: la de Cuernavilla y la de los Campos del Pelennor, en la que murió.

Orcrist

Orcrist es el nombre de una espada ficticia que pertenece al legendarium del escritor británico J. R. R. Tolkien y que aparece en su novela El hobbit. Es una espada élfica de gran poder que encuentra Thorin Escudo de Roble, un Enano de ascendencia real, en el antro de unos Trolls.

En el idioma élfico Sindarin, Orcrist significa "Corta Orcos". Los orcos, a su vez, la conocían como "Mordedora", y la odiaban con todas sus fuerzas. Aunque también debería decirse que más odiaban a quien la llevase.

Orcrist fue forjada por los Noldor en los tiempos que Gondolin, la ciudad escondida, estaba en flor, durante la Primera Edad del Sol.

Los Noldor la hicieron una valiosa arma, sino que le dieron el poder de brillar con un pálido azul cuando los enemigos de los elfos se acercan, así como Glamdring y Dardo, la daga que usan Bilbo Bolsón y luego Frodo como espada.

Orcrist se forjó junto a Glamdring, que la llevaba el rey de Gondolin, Turgon, y más tarde Gandalf en la Tercera Edad.

Los Trolls de alguna manera consiguieron objetos que vienen de la caída de la ciudad élfica de Gondolin en la Primera Edad del Sol; Orcrist es la espada del Señor de las Fuentes, Ecthelion, quien murió luchando contra Gothmog muriendo ambos contrincantes, el Señor de los Balrogs, a las puertas de la Torre del Rey en Gondolin.

Orcrist es enterrada con Thorin Escudo de Roble después de su muerte en la Batalla de los Cinco Ejércitos; se dice que para siempre, la espada alertaba al pueblo de Thorin Escudo de Roble brillando en la oscuridad cuando el enemigo se acercaba.

Glamdring


Glamdring es una espada ficticia que aparece en las obras del escritor J. R. R. Tolkien, principalmente en "El hobbit" y "El Señor de los Anillos". Fue forjada por los elfos para el rey Turgon de Gondolin, uno de los Altos Reyes de los Noldor. Era la espada gemela de Orcrist, el arma de Ecthelion de la Fuente, Capitán de la ciudad. La espada desapareció tras la caída de Gondolin, a finales de la Primera Edad del Sol de Arda, siendo descubierta en la Tercera Edad por Gandalf, Bilbo Bolsón y la compañía de los enanos (como se cuenta en El hobbit) en una cueva de trolls, como parte de un tesoro cuyo origen pudo estar en el saqueo de Gondolin. Junto a ella apareció una espada corta (relativo a tamaño hobbit; los elfos la considerarían una daga) también élfica, que Gandalf otorgó a Bilbo, quien, en el trascurso de la aventura la nombró como Aguijón o Dardo. El nombre "Glamdring" es una palabra compuesta en sindarin, que Gandalf tradujo como "Martillo de enemigos", aunque el término glam es más específico y hace alusión a glamhoth, "la horda estridente", es decir, los orcos.

Glamdring tenía la facultad de brillar en la proximidad de orcos, como todas las espadas de factura élfica. Gandalf la esgrimió durante toda la Guerra del Anillo. Al terminar está optó por dejarla al cuidado de Aragorn, el rey Elessar, como parte de su heredad, antes de partir hacia las Tierras Imperecederas de Valinor.

En la trilogía cinematográfica de El Señor de los Anillos del director neozelandés Peter Jackson, Glamdring es una bella espada de doble filo y puño, si bien Gandalf (interpretado por Ian McKellen) es capaz de esgrimirla a una sola mano. En la película Las dos torres cuando Gandalf cuenta como venció al Balrog podemos ver una escena de la lucha, donde el mago alza la mano y un rayo la golpea, mientras la hoja de la espada destella, ataca el pecho de la bestia dándole fin. Posee una inscripción rúnica en la guarda en idioma sindarin (Glamdring - Turgon Aran Gondolin, Tortha gar a matha Glamdring, Vegil Glamdring gud daelo. Dam an Glamhoth), cuya traducción sería: "Glamdring - Turgon rey de Gondolin lleva, tiene y empuña la espada Glamdring, enemiga del reino de Morgoth, martillo de orcos".

Maza de Grond


Grond es el nombre que dio J. R. R. Tolkien a la maza de Morgoth en su novela El Silmarillion. El nombre «Grond» significa solamente «maza» o «porra».[1] Grond significa «tierra» en afrikaans, lo que, por el origen sudafricano de Tolkien, puede explicar también este nombre.

Morgoth Bauglír utilizó a Grond en su combate contra Fingolfin en la Primera Edad del Sol. Tolkien escribió que Melkor hacía caer a Grond con el ímpetu de un relámpago. Fingolfin esquivaba todos estos golpes, pero abrían profundos cráteres en la tierra. Finalmente, Fingolfin tropezó con uno de ellos, exhausto, momento que aprovechó Morgoth para acabar con su vida.

Grond recibe el sobrenombre de «Martillo de los Mundos Subterráneos»; frase que se ha tomado a veces literalmente, por lo que en ocasiones se representa incorrectamente a Grond como un martillo de guerra en vez de como una maza.

Narsil


Narsil (en quenya Luna-Sol) es el nombre de una espada ficticia que aparece en las obras del escritor británico J. R. R. Tolkien, principalmente en la novela "El Señor de los Anillos".

Según la tradición, la forjó el herrero enano Telchar en Nogrod, una de las ciudades enanas de las Montañas Azules de la Tierra Media, durante la Primera Edad.

A finales de la Segunda Edad, Narsil fue empuñada por Elendil el Alto, rey de Arnor y Gondor tras la caída de Númenor, en la Guerra de la Última Alianza contra los ejércitos de Sauron. En la batalla final al pie del Monte del Destino, tras la muerte de Gil-Galad (último Rey Supremo de los Noldor) a manos de Sauron, Elendil atacó enfurecido a Sauron, si bien acabaría muerto, y la espada, partida bajo el peso de su cuerpo al caer. Isildur, hijo de Elendil, derribó a Sauron y le cortó el dedo en el que lucía el Anillo Único con la hoja de la empuñadura.

Los fragmentos de Narsil fueron llevados al Norte, junto con el Anillo, por Isildur, si bien éste cayó en una emboscada de los orcos en lo que se llamó el Desastre de los Campos Gladios. El Anillo se perdió en el río Anduin, pero los fragmentos de Narsil fueron llevados a Rivendel por Ohtar, el escudero de Isildur y uno de los tres únicos supervivientes de la emboscada. Los fragmentos de Narsil fueron desde entonces heredad del reino de Arnor, hasta el final del reino, tras lo cual los Capitanes de los Dúnedain, descendientes de los reyes de Arnor, conservaron los fragmentos en Rivendel.

Anduríl


Se había predicho que Narsil no se la volvería a forjar hasta que el Anillo Único no reapareciera, lo cual los Sabios deseaban que no ocurriera nunca. Pero miles de años después, Faramir y Boromir tuvieron un sueño en el que se les decía que, junto con la reaparición del «Daño de Isildur» se volvería a forjar la espada que estuvo rota y «el descoronado sería de nuevo rey». La respuesta al enigma la halló Boromir en Rivendel. Allí la espada fue forjada de nuevo, al final de la Tercera Edad, para Aragorn, recibiendo entonces un nuevo nombre: Andúril, palabra Sindarin que puede traducirse como «Llama del Oeste». Aragorn llevó consigo la espada durante la Guerra del Anillo, esgrimiendo a aquella que había sido quebrada durante la guerra contra Sauron, y que, ahora que el Anillo había regresado, volvía a su vez para vencer de nuevo a la Oscuridad.

Ninguno de los textos de Tolkien señala, sin embargo, si el hijo de el rey Elessar, Eldarion, recibió la espada en herencia tras la muerte de Aragorn, o si recibió la espada elfica Glamdring, que Gandalf había dejado en custodia de Aragorn cuando partió a las Tierras Imperecederas.

Dardo



Dardo (Sting en el original inglés) es el nombre de un arma ficticia del universo imaginario creado por el escritor británico J. R. R. Tolkien, que aparece en sus novelas El hobbit y El Señor de los Anillos. Se trata de una daga élfica recogida por el hobbit Bilbo Bolsón de una cueva de Trolls al principio de su viaje con los trece Enanos y Gandalf el Gris hacia la Montaña Solitaria narrado en El hobbit.

Dardo es una daga élfica pero para el tamaño del pequeño hobbit se adapta perfectamente a ser una espada corta.

Dardo fue fabricada en la ciudad de Gondolin durante la Primera Edad del Sol. Fue salvada de la destrucción de esa ciudad y de la anegación de Beleriand por los siervos de Morgoth quienes la consideraban botín de guerra.

Como el de otras famosas espadas fabricadas en Gondolin, como Orcrist o Glamdring por ejemplo, el frío acero de Dardo tenía la propiedad de tornarse de color azul espectral al acercarse los orcos, enemigos eternos de los Elfos. Además poseía un filo excepcional, capaz de atravezar la piel de un troll impulsada por la leve fuerza de un hobbit, mientras que Boromir al intentarlo con su espada no logró otra cosa que romperla.

El nombre Dardo no esta inscrito en ninguna parte del arma, éste fue asignado por Bilbo mismo cuando salva a sus compañeros enanos de las gigantescas arañas del Bosque Negro. Por lo tanto, el nombre no se encuentra en ningún idioma élfico sino en la lengua común (Oestron), representada en la novela por el inglés actual (Sting).

Un papel importante que cumplió Dardo, en la historia narrada en El hobbit, fue intimidar a Gollum, en la caverna, mientras se batía en duelo de acertijos con Bilbo para decidir su futuro. De aquí que la daga tiene parte de la "culpa" de que el anillo acabara en manos de Bilbo; se podría considerar que la participación de Dardo en este evento, así como su encuentro por Bilbo en la cueva de los trolls y la pérdida de Bilbo en las Montañas Nubladas, son parte del hado que Gandalf había previsto en Bilbo y que estaba obrando en ese preciso instante. Sin embargo, todo "coincidencias", como podrían llamarlo en la Tierra Media.

Durante la Guerra del Anillo, Bilbo se marcha de La Comarca y viaja una vez más, por última vez, portando a Dardo. Al llegar Frodo a Rivendel, en donde se encuentra a Bilbo, éste le cede Dardo y la Cota de Malla de Mithril de los Enanos.

Dardo es usada por Frodo durante su viaje hacia Mordor pero en rara ocasión, después de Amon Hen, cuando la Comunidad del Anillo se disuelve, toma acción punitiva, ya que Frodo debía abrirse camino a través del secreto y no de la batalla cuerpo a cuerpo. Sin embargo, Frodo deja caer a Dardo durante su pelea con Ella-Laraña, la cual pierde y termina prisionero de este monstruoso espíritu. Sam Gamyi recupera Dardo y con ella enfrenta a Ella-Laraña. Las últimas veces que se utiliza es en el rescate de Frodo de la Torre de Cirith Ungol, donde los Orcos lo mantenían cautivo, o tal vez más tarde, durante la restauración de La Comarca.

La espada pasa de Frodo a Sam cuando éste cruza el mar hacia Valinor con los Tres Sabios (Círdan, Galadriel y Elrond) y Gandalf. Del destino de Dardo nada se dice en la Cuenta de los Años, si permanece en el Museo de Cavada Grande, o si es llevada al otro lado del mar por Sam cuando éste cruza el mar, en la Cuarta Edad del Sol.

El libro de los cuentos perdidos


El libro de los Cuentos Perdidos fue el título de los dos primeros volúmenes de la serie de doce libros denominados La Historia de la Tierra Media y editados por Christopher Tolkien en los años 1983 y 1984, donde analiza los manuscritos no publicados de su padre, J. R. R. Tolkien.

El marco narrativo es el largo viaje hacia el oeste que emprende un marinero a Tol Eresseä, la isla solitaria donde habitan los Elfos. En las primeras versiones de los "Cuentos Perdidos" este hombre es llamado Eriol, originario del norte de Europa, sin embargo en las versiones posteriores es conocido como "Ælfwine", un inglés de la Edad Media. Allí conoce los cuentos perdidos de Elfinesse, en los que aparecen las ideas y concepciones más tempranas sobre los Valar, elfos, enanos, Balrogs y orcos, los Silmarili, los Dos Árboles de Valinor, Nargothrond, Gondolin, y la geografía y cosmología de la Tierra Media.

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